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Evolución de la Odontología Láser en Europa: pasado, presente y futuro

Actualizado: 23 dic 2021

MAXILLARIS




Probablemente, hay pocas palabras en las mentes de las personas que estén tan estrictamente asociadas a la modernidad, la eficiencia y el futuro como “láser”. Este sencillo acrónimo, que indica una manera particular de producir y suministrar energía lumínica, ha penetrado profundamente en nuestras mentes como sinónimo de tecnología de alto nivel.

La historia de la Odontología Láser es relativamente joven. Los primeros intentos de aplicar esta tecnología a los tejidos dentales se remontan a principios de los 60, pero fue a comienzos de los 90 cuando los láseres comenzaron a utilizarse de manera amplia en distintas disciplinas dentales. Pero de manera diferente a lo que sucedió en otras disciplinas médicas -en las que los nuevos dispositivos obtuvieron un reconocimiento inmediato de sus beneficios-, en Odontología la introducción del láser ha sido en gran parte cuestionada, si no obstaculizada, y relegada en muchos casos a un papel secundario de apoyo a las técnicas tradicionales. Las razones de este difícil inicio son varias y en muchos casos no son fáciles de entender. En primer lugar, se puede afirmar que, curiosamente, la aceptación de los tratamientos láser en Odontología surgió antes en los pacientes que en los dentistas, y fueron aquellos los que empezaron a solicitar a los profesionales la aplicación de esta moderna tecnología, casi imponiéndoles adecuar su oferta a la nueva tendencia de la atención dental. Así, el láser entró en muchas clínicas dentales más como una herramienta de publicidad que como un dispositivo médico, manejado a menudo sin la curva de aprendizaje necesaria. En muchos casos, los odontólogos ignoraron totalmente las grandes oportunidades terapéuticas que la nueva tecnología podría añadir a su práctica diaria y, en algunas situaciones, relegaron sus aplicaciones a una mera actividad de apoyo a los protocolos convencionales. La poca convicción y el bajo conocimiento condujeron a una subestimación de los dispositivos láser y a una marginación de los usuarios de estos por parte de la comunidad dental oficial y “científica”. Por esta razón, el camino del láser en Odontología, así como el de sus verdaderos conocedores, fue cuesta arriba, a menudo contra la ciencia oficial. Sin embargo, a lo largo de los años, gracias, por un lado, al trabajo continuo de investigación y estudio de muchos científicos y, también, al desarrollo por parte de los fabricantes de dispositivos más eficaces y potentes, las aplicaciones de los láseres dentales se han vuelto más comunes y ampliamente difundidas entre los odontólogos de todo el mundo, permitiendo proporcionar a los pacientes tratamientos de alta calidad, basados en los criterios de la odontología mínima invasiva.


Hoy en día, los láseres tienen un papel bien clarificado, demostrado por un apoyo científico consistente en todas las disciplinas dentales. En cirugía oral, tanto en tejidos blandos como duros, la tecnología láser se ha convertido en el verdadero "gold standard” en muchos tratamientos, llevando los límites de los procedimientos quirúrgicos más lejos de lo que era presumible con las técnicas tradicionales. Es el caso del tratamiento de anomalías vasculares, donde los láseres crearon literalmente una forma diferente y segura de tratamiento que sin estos dispositivos son inconcebibles. Lo mismo se puede afirmar de la odontología pediátrica: los niños, incluso más que los adultos, asocian la luz láser con el concepto de un tratamiento sin dolor, por lo que su cooperación es mayor, ya que asimilan la terapia a un juego de ciencia ficción. Por su parte, la endodoncia, la periodoncia y la implantología se benefician del soporte antibacteriano de los láseres, tanto a través del efecto directo de la luz como de los principios de la terapia fotodinámica, en la que la acción combinada del láser y los fotosensibilizadores permiten una descontaminación selectiva y más completa de la zona.


Por otra parte, la innovación más increíble, y podríamos decir revolucionaria, introducida por el láser en la medicina oral está representada por las potencialidades casi ilimitadas de las energías bajas del láser. La llamada fotobiomodulación fue descubierta casi casualmente, de manera similar a lo que sucedió con muchos descubrimientos importantes en el campo científico y médico, a principios de los años 60 en Europa del Este, pero se difundió y adoptó en el resto del mundo después de varios años. El uso de la luz como droga, una verdadera droga totalmente biológica -con un enorme potencial y prácticamente sin efectos secundarios negativos-, abrió una nueva esperanza de curación para un gran número de patologías. Uno de los ejemplos más importantes de la gran eficiencia de la fotobiomodulación es su acción antálgica. La posibilidad de gestionar y reducir el dolor -el síntoma que más influye negativamente en la calidad de vida de los pacientes-, a través de la acción de la luz láser, sin la administración de fármacos convencionales, es una de las mejores innovaciones introducidas por los dispositivos láser en la práctica dental diaria.


La evolución del láser odontológico estuvo acompañada, a lo largo de los últimos 30 años, por una extensa actividad investigadora, que ha creado una sólida base científica para la difusión del conocimiento. Esta importante acción fue apoyada y promovida en gran medida por el crecimiento de las sociedades científicas nacionales e internacionales, que ayudaron y crearon las circunstancias para la comparación y discusión recíproca entre los investigadores sobre los resultados de sus estudios, permitiendo al mismo tiempo a los médicos generales estar constantemente actualizados sobre los nuevos protocolos y las aplicaciones más innovadoras. Esta intensa actividad, a través de cursos, congresos y programas de posgrado, llevó a la Odontología Láser al alto nivel científico que hoy en día le reconocemos. Uno de los programas educativos científicos más importantes de Europa es el proyecto EMDOLA (European Master Degree on Oral Laser Applications); se trata de un curso bienal de posgrado en el que diferentes universidades europeas ofrecen un programa educativo común con la oportunidad de que los participantes se muevan y sigan las lecciones en una de las sedes implicadas en el proyecto. Por el momento, cinco universidades se han adherido al programa EMDOLA: Barcelona, Lieja, Timisoara, Parma y la Universidad Sapienza de Roma, pero otras pronto se unirán. En todo el mundo la asociación más conocida y extendida sobre esta materia es la Federación Mundial de Odontología Láser, cuyos miembros provienen de todos los continentes y cada dos años se encuentran en importantes citas científicas. Pero esta creciente exigencia no se limita a esto: recientemente, seis sociedades nacionales europeas del área mediterránea, procedentes de Portugal, España, Italia y Grecia, decidieron crear un grupo científico de intercambio y cooperación, la Red Biotónica Mediterránea, para favorecer la difusión de experiencias en esta región. El primer evento de este programa científico de cooperación tendrá lugar los días 4 y 5 de septiembre en un país de la costa sur del mar Mediterráneo -una elección simbólica- para demostrar la voluntad de reunirse bajo el ideal de Ciencia y Conocimiento toda la cuenca mediterránea, sin otras fronteras que la ciencia, la investigación y el apoyo mutuo.


La historia del láser odontológico, aunque joven, todavía tiene mucho que decir. Los últimos 30 años han representado una revolución para esta disciplina, desde los comienzos con las dificultades y la incredulidad hasta la realidad actual, proyectada hacia un futuro que con razón puede definirse como “iluminado por la luz de los láseres”, que traerá nuevas esperanzas y oportunidades para el bienestar de nuestros pacientes. Tenemos la certeza de que el siglo XXI en Odontología no podrá ser una verdadera Odontología Moderna si no cuenta con el láser.



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